sábado, 16 de agosto de 2008

Historia del salitre

La historia del salitre trata del ciclo económico que ocurrió en Chile, Perú y Bolivia con el descubrimiento de yacimientos de salitre (o nitrato) en el desierto de Atacama, en Tarapacá y Antofagasta.
En
Perú y Bolivia primero, y luego en Chile existió un monopolio del salitre, es decir, en diferentes etapas llegaron a ser los únicos productores de éste. En el Perú y Bolivia, desde la década de 1830 hasta 1884, luego en Chile desde 1884 hasta su decadencia en la década del 1920.
La explotación del salitre en la etapa peruana estuvo en manos de empresas nacionales y en la década de 1870 en manos del estado peruano, y en la etapa chilena estuvo en manos de empresas creadas por capitales ingleses en su mayoría, y en menor proporción alemanes y estadounidenses, el salitre del antiguo litoral boliviano estuvo siempre en manos de capitales chilenos.
En
1971 la ya decadente industria del salitre fue nacionalizada, asumiendo su explotación la Sociedad Química y Minera de Chile, que posteriormente fue privatizada, siendo en la actualidad la principal y casi la única empresa dedicada a esta actividad.

Características generales del período
En Bolivia y el Perú
Para Bolivia el salitre significó ingresos por el cobro de impuestos en Antofagasta. Hacia 1873, la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta era la única explotadora del recurso.
Para el Perú el salitre también significó ingresos por el cobro de impuestos, realizando inversiones para la construcción de ferrocarriles en Tarapacá para llevar el mineral a la costa. El 18 de enero de 1873 el gobierno peruano emite una ley disponiendo el estanco del salitre lo que obligaba a los explotadores del salitre a vender obligatoriamente toda la producción de salitre al estado peruano al precio de dos soles y cuarenta centavos. También el gobierno peruano arrienda la región de El Toco en Tocopilla por veinte años.


En Chile
En la década de 1880 Tarapacá y Antofagasta fueron incorporadas al territorio chileno, siendo el salitre una de las causas de la Guerra del Pacífico. La riqueza salitrera produjo un movimiento inusitado de la economía, que ayudó a modernizar la hasta entonces precaria infraestructura del resto de Chile.
Las oficinas salitreras eran casi en su totalidad de propiedad de capitalistas ingleses y las pocas fortunas de ciudadanos chilenos que se generaron eran propiedad de un selecto grupo de personas, que pudo cambiar su estilo de vida. Aumentaron la frecuencia de viajes de placer a
Europa y la construcción de ostentosos "palacios". Debido a las grandes riquezas de solo algunas familias, se produjo un notable abismo entre este grupo y la clase obrera.
En Chile nació y creció con fuerza la denominada "
cuestión social", que puso en debate las condiciones de trabajo y de vida de los obreros. Además, tras una sangrienta guerra civil, se instauró el régimen parlamentario, que tuvo los intereses salitreros entre sus primeras prioridades.
Durante la
Primera Guerra Mundial Fritz Haber desarrolló el salitre sintético que fue industrializado por el proceso Haber-Bosch, marcando el fin de la era comercial del salitre natural. A partir de ese momento los capitales ingleses fueron abandonando paulatinamente el territorio salitrero chileno, dejando un tremendo problema social de cesantía y desplazamiento de obreros que abandonaban el norte grande para engrosar las filas de desempleados en la capital chilena. A esta etapa se le conoce como crisis del salitre.

El territorio del salitre
El salitre es un mineral que puede encontrarse como costras delgadas en la superficie de las rocas del Desierto de Atacama, cercanas a los cerros de la costa. Los salitrales se llamaban "cantón salitrero", donde el mineral se ubicaba en lugares específicos. En ellos afloraba gran cantidad de nitrato de sodio, que recibía el nombre de "caliche".[1] La importancia de este mineral se observa en sus usos, en un principio como fertilizante y luego como ingrediente para la producción de pólvora. Éste último uso provocó su desarrollo, ya que al aumentar las guerras de independencia su explotación se incrementó con fines militares.
En Tarapacá existían numerosos depósitos de salitre sódico. Esta combinación no permitía la explotación para una fabricación masiva de pólvora. Entonces el
virreinato del Perú contrató a Tadeo Haenke, un científico alemán quién encontró la fórmula para transformar el nitrato sódico a potásico, que sí era apto para la exlpotación industrial. Como consecuencia, comenzó a fabricarse grandes cantidades de pólvora. Zapiga, Pampa Negra y Negreiros, emergieron como los primeros centros de extracción del mineral. Los cantones que primero se desarrollaron fueron aquellos más cercanos a la costa, que contaban con varias oficinas cada uno. Luego de la creación del ferrocarril comenzó el crecimiento de las oficinas hacia el interior.[1] Sin embargo, esta zona es predominantemente desértica, por lo que las condiciones geográficas obligaron a los trabajadores a desempeñarse bajo un sol abrasador e implacable y por las noches a soportar temperaturas cercanas a los 0º C.

Exploración y explotación de la pampa
El principal impulso de la industria salitrera provino de la demanda extranjera. Además, la calidad y la abundancia de los yacimientos estimularon su crecimiento y explotación. El desarrollo de los yacimientos atrajo empresarios interesados en el mineral de la Provincia de Tarapacá, que con sus labores productivas también estimularon el comercio, desarrollando las caletas de Iquique y Pisagua. Entre los empresarios extranjeros que sobresalieron se encuentra el inglés Jorge Smith y el alemán Juan Gildemeister. También se destacó el chileno Pedro Gamboni, que introdujo una nueva técnica para procesar el nitrato y luego creó una técnica para extraer el yodo (como subproducto del salitre), que no había sido aprovechado.
Luego, en
1886, el explorador chileno José Santos Ossa descubrió abundantes depósitos del mineral en el Salar del Carmen, cercano a la actual ciudad de Antofagasta. Estos yacimientos se encontraban en territorio boliviano, pero después de largas gestiones, Ossa logró operar en la región, con un permiso que lo autorizaba a extraer salitre durante 15 años. Más tarde se añadieron descubrimientos en Taltal y Aguas Blancas (territorio chileno).
Al comenzar la
década de 1870 la industria salitrera recibía trabajadores de varios países y llamaba la atención la composición de la fuerza de trabajo, pues en Tarapacá y Antofagasta vivían más chilenos que peruanos o bolivianos. Estos chilenos eran peones provenientes de la zona central de Chile.

Propiedad salitrera
Desde 1875 se vivió una crisis económica. El gobierno peruano decidió que dos terceras partes de las oficinas salitreras debían ser nacionalizadas para el beneficio del Perú, pero no contaba con los recursos suficientes para indemnizar a los empresarios, por lo que debió entregar certificados que serían pagados cuando el país recibiera un préstamo, que aún no era aprobado.
Para Bolivia el contrato de 1873 firmado con la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta aún no se encontraba vigente, porque de acuerdo a la
constitución boliviana, los contratos sobre recursos naturales debían aprobarse por el congreso.[2] Ante el embargo para cobrar los impuestos impagos de la compañía, donde eran accionistas varios ministros chilenos, el gobierno de Chile decidió mantener fondeado al Blanco Encalada en el puerto de Antofagasta, desembarcando el 14 de febrero de 1879. Este fue el inicio de la Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre. Mediante tratados firmados con el Perú y Bolivia, Chile se posesiona de la región salitrera.
Al adquirir las zonas de Tarapacá y Antofagasta, Chile debió decidir el destino de las
oficinas salitreras. Se presentaron dos alternativas, la primera era establecer un monopolio fiscal, donde el Estado se hiciera cargo del desarrollo de la actividad, que implicaba hacer importantes inversiones para poner las salitreras en marcha nuevamente, situación casi imposible, ya que la guerra había dejado en muy mal estado los recursos fiscales. La segunda, que fue la adoptada, era dejar los gastos en manos de los particulares, para volver a establecer el negocio, mientras el Estado se beneficiaría de los impuestos aplicados a las exportaciones. Además se debe considerar que el país era gobernado por los liberales, que tenían como política económica la no itervención del Estado.

En manos europeas
Aquellos que habían adquirido los certificados del gobierno peruano a muy bajo precio, en su mayoría ingleses, fueron los que se hicieron cargo de las principales oficinas salitreras. El inglés más sobresaliente fue John Thomas North, junto con su socio Robert Harvey, con el cual adquirió las oficinas más importantes de Tarapacá. Juntos lograron que el mundo observara con sorpresa la aparición de la "fiebre del salitre", más que nada gracias a la especulación de North.[3] Mientras tanto, en Antofagasta, las salitreras quedaron en manos de empresarios chilenos, como Eduardo Délano.
Desde
1883 en adelante la propiedad del salitre pasó a ser europea, llegando los británicos, en 1890, a poseer el 70% de esta industria, directa e indirectamente.

En manos de Chile
Durante los primeros años del siglo XX se incrementaron las inversiones chilenas y alemanas, declinando la presencia inglesa.
Entre
1900 y 1929 se vivió el período de mayor enriquecimiento, que se se podría designiar como la "belle epoque" chilena. Sin embargo, los beneficios de estos años fueron aprovechados por una pequeño grupo de privilegiados.

Vida en la Pampa
La actividad salitrera necesitó gran cantidad de mano de obra y familias enteras bolivianas, peruanas, chilenas y argentinas debieron traladarse a Tarapacá y Antofagasta. Los chilenos provenían de zonas rurales o del Norte Chico de Chile, donde habían tenido su primera experiencia en el trabajo minero.

Las habitaciones de los obreros debían resguardar a familas completas
El
21 de diciembre de 1907 ocurrió la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique, donde un grupo de obreros chilenos, peruanos y bolivianos fueron asesinados luego de una huelga por mejoras laborales que paralizó la zona salitrera.

Vivienda de los obreros
Las viviendas de los trabajadores se encontraban en los mismos yacimientos de salitre y se dividían según la categoría del empleado. Las habitaciones de los obreros estaban construidas con materiales ligeros y cobijaban a un gran número de personas. Las condiciones higiénicas en ellas eran mínimas y la sobrepoblación era evidente.

Habitantes de la pampa
Las salitreras acogían una variada gama de personas. Primero estaban los dueños, que no solían permanecer mucho tiempo en las oficinas, dejando todo a cargo de un administrador. Por ejemplo, la mayoría de los accionistas ingleses jamás visitaron una salitrera, o siquiera Sudamérica. Entre los dirigentes chilenos había un alto número de políticos destacados y banqueros, que llevaron una vida llena de lujos. Con la llegada del dinero, un espíritu de lucro se apoderó de la clase dominante.
Los obreros dedicaban todo el día al trabajo. Luego de semnas de labores en el desierto, retiraban su paga, la que utilizaban para comprar ropas o mejorar la calidad de vida de sus familias. No obstante, muchos obreros gastaban gran parte de su salario en
alcohol y apuestas. La violencia era fácil de apreciar, pues muchas veces se produjeron crímenes de sangre.
El pago en fichas, los despidos, las alzas en los artículos básicos, la carencia de una ley social también llevaron al desarrollo de la violencia, que se veía expresada en saqueos o la destrucción de pulperías, máquinas u oficinas. A pesar de esto, con el tiempo los trabajadores comenzaron a organizarse, formando los
sindicatos y mutuales. Gracias a estas nuevas instituciones, los obreros empezaron a manifestar su descontento por medios pacíficos, como las huelgas.
Las mujeres se desempeñaban como costureras, cocineras, lavanderas, asistentas en las casas de la gente más acomodada o trabajaban en las pulperías. En muchas ocasiones, para obtener algún tipo de ingreso, las mujeres debían recurrir a la
prostitución, deambulando por las oficinas o en los puertos de embarque del salitre (Iquique,Tocopilla o Antofagasta).

Impacto del salitre en Chile
Desde 1880, el Estado chileno comenzó a cobrar un impuesto a la exportación del salitre, luego de que las oficinas fueran entregadas a los poseedores de los certificados peruanos. Así, el Estado empezó a recibir la tercera parte de la producción salitrera.
Durante las décadas siguientes, hubo una tendencia sostenida al crecimiento de la economía nacional. Las ganancias provocaron tanto optimismo, que se abolieron otro tipo de contribuciones, como el
impuesto a la renta o el impuesto de haberes y herencias.

Uso de los nuevos recursos
Los gobiernos de la época aprovecharon las nuevas riquezas para realizar importantes obras públicas. Las más destacables son la construcción de la línea férrea (desde Iquique hasta Puerto Montt) y el mejoramiento de la condiciones de vida en las ciudades. Se difundió el alcantarillado y el agua potable, se introdujeron los tranvías, teléfonos y la pavimentación de calles. Además, el Estado aumentó de tamaño, producto del incremento del número de funcionarios públicos.
Todas estas obras contribuyeron de gran manera a la modernización del país, a pesar de que la distribución de los ingresos se mantuvo desigual, fomentando aún más la "cuestión social".


Fin del auge salitrero
La fiebre del salitre perduró en la Bolsa de Londres hasta 1889,[3] mientras que el ciclo de este mineral, en los países sudamericanos finalizó en la década de 1930, luego de una serie de crisis por la invención del salitre sintético y la depresión de los años '30, que hizo caer las exportaciones del salitre en un 90%.
Actualmente, los asentamientos mineros persisten en calidad de
pueblos fantasmas. Estas ruinas pueden visitarse y en ellas puede observarse el testimonio de aquel período de esplendor.


Fuente: http://www.wikipedia.org/

viernes, 15 de agosto de 2008

Historia del salitre, yacimientos chilenos, explotación del salitre.

La explotación del salitre -nitrato de sodio o azoe- se inició por 1810. Su primer uso fue como explosivo, y su primer mercado, el Perú. En 1830, y para ser utilizado como abono en la agricultura, se realizaron los primeros embarques a Europa y a Estados Unidos. A partir de ese año, su demanda creció de manera explosiva.
Desde 1850, tanto chilenos como ingleses, invirtieron en las
salitreras de Tarapacá, aportando importantes transformaciones técnicas que aumentaron su rentabilidad.
La única zona de producción eran las pampas que se extienden desde la
zona de Tarapacá hasta Antofagasta por el sur. Ella se pobló de inversionistas europeos, chilenos y peruanos, y de contingente laboral de estas últimas nacionalidades. Las dificultades ocasionadas por la fuerte presencia chilena en un territorio que estaba bajo la soberanía peruana y boliviana, y la magnitud de los intereses en juego, provocaron la llamada Guerra del Pacífico (1789-1884), en virtud de la cual la región fue incorporada al territorio chileno.
Concluido el conflicto, el gobierno chileno decidió privatizar todas las salitreras. En ese momento fue que algunos particulares se adueñaron de una parte importante de ellas, como en el caso del inglés John North.
El Estado impuso un gravamen a la exportación del nitrato, creando así una fuente de recursos fiscales que permitió, no sólo pagar las deudas contraídas con motivo de la guerra y mantener su poderío militar, sino que también, contar con importantes recursos para desarrollar planes de obras públicas y educacionales.
La riqueza del salitre para Chile fue la principal consecuencia económica de la victoria nacional en la Guerra del Pacífico.

Las industrias salitreras (1880- 1930): Auge y decadensia

En la década de 1880, Chile triunfó en la Guerra del Pacífico e incorporó a su territorio las provincias de Tarapacá y Antofagasta. En ellas se encontraba el desierto de Atacama, una de cuyas riquezas mineras, el salitre, haría del país el principal productor mundial de ese abono natural. En la pampa, se encontraban yacimientos de enorme extensión, una elevada ley del mineral y de relativa accesibilidad, que le dieron al país un monopolio natural por cuatro décadas.
Los primeros antecedentes de la explotación del salitre se remontan al mundo colonial, en el que los españoles lo emplearon para fabricar pólvora. Al iniciarse el siglo XIX, el salitre tarapaqueño comenzó a ser conocido en Europa por sus bondades agrícolas (fertilizantes) e industriales (pólvora). Al mismo tiempo, exploradores y empresarios chilenos descubrían y echaban andar la explotación del salitre en el salar del Carmen, a 20 kilómetros de la futura Antofagasta, a través de la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta S.A.
En posesión de los territorios, el gobierno chileno resolvió dejar en manos privadas la explotación del salitre, pero el Estado aplicó un elevado impuesto de exportación que le reportaba enormes recursos. Los empresarios favorecidos por la "reprivatización" de las oficinas salitreras, fueron mayoritariamente ingleses, entre los que destacó
John Thomas North, llamado en la época el "Rey del Salitre", como demostración del dominio británico sobre el salitre en Chile.
La explotación del salitre se caracterizó por su orientación pre-moderna basada en unidades productivas dispersas y de baja tecnología; asimismo la técnica de elaboración del salitre, fue variando hasta que se consolidó un sistema llamado Shanks. Sólo a fines de los años veinte surgió una modernización de la industria con el sistema Guggenheim en las oficinas de las salitreras María Elena y Pedro de Valdivia.
Una de las consecuencias de este particular sistema productivo fue la formación de numerosos centros poblados en la pampa salitrera y en los puertos vecinos, así como también la instalación de una extensa red de ferrocarriles. Igualmente, el crecimiento de la población radicada en las localidades y oficinas del interior y en puertos y caletas de la costa, se produjo rápidamente, a causa de la migración de hombres y mujeres al norte grande en busca de oportunidades de progreso.
Vista la comercialización del salitre en forma dinámica, se observa un proceso de expansión progresiva de la producción hasta fines de la Primera Guerra Mundial: de 500 mil toneladas, en la década de 1880, se llega durante los años del conflicto bélico a bordear los 3 millones de toneladas de producción anual. Concluida la guerra, comenzó la crisis de la industria salitrera producto de la competencia del salitre sintético, que obligó a una fuerte campaña publicitaria del salitre natural. Sin embargo, no impidió que disminuyera la producción salitrera a un promedio de un millón y medio de toneladas anuales entre los años 1920-1927, para volver a alcanzar elevadas cifras en 1928-1929 y caer violentamente en la crisis de los años treinta.
El auge del salitre y el desarrollo económico y social del país estuvieron asociados desde fines del siglo XIX y comienzos del XX, manifestándose en la expansión del comercio, la industria, la agricultura y el aparato estatal. Asimismo, contribuyó al surgimiento de un proletariado industrial y una incipiente clase media. En definitiva, fue la base para un conjunto de transformaciones sociales y políticas que cambiarían el país en el siglo XX.
Fuente:
www.icarito.cl

En una imagen de finales del siglo XIX, se aprecia a trabajadores cargando caliche, materia prima del salitre.

Oficina salitrera

actividades económicas:


Durante el período parlamentario, la minería del salitre siguió siendo la principal fuente de riqueza del país. El salitre, en manos del capital inglés, proporcionaba más del 50% de las entradas ordinarias.A partir de 1897 se inició una política proteccionista, gracias a la cual la industria chilena se reforzó y para el inicio de la Primera Guerra Mundial pudo suplir todas las necesidades internas.Además, paulatinamente, tanto los productos nacionales como la capacidad de los obreros se fueron perfeccionando.


oficina salitrera


























Reseña Técnica: Oficina Salitrera Peña Chica

Se encuentra localizada en el Cantón de Pozo Almonte, a 10 kilómetros de la estación del Ferrocarril Salitrero del mismo nombre. Cuenta con desvíos hasta las mismas canchas de salitre. También dispone de un servicio de tren de pasajeros que ingresa a todas las oficinas del Cantón.Puerto de Embarque: IquiqueProducción: Fijada por la Asociación de Productores de Salitre de Chile, en 640.000 quintales anuales de salitre, (53.350 quintales mensuales).Establecimiento de Beneficio: Dispone de una completa máquina de elaboración compuesta de ascendraderas o chancadoras primarias y secundarias, cachuchos y bateas de evaporación, calderos, correas transportadoras, Casa de Yodo, etc..Servicios de Apoyo a la Producción: Cuenta con una Maestranza bien equipada para reparar y mantener en servicio la maquinaria de elaboración. Casa de Fuerza en base a tres motores diesel de 400 hp que abastece de requerimiento eléctrico a esta Oficina Salitrera y a “Keryma”, ubicada a corta distancia. Para transportar el caliche de las pampas a la máquina de elaboración disponía de 22 kilómetros de líneas férreas más 4 locomotoras y 150 carros calicheros.Campamento: Constaba de edificios para Administración General, Escritorio y Bodega, para Pulpería, para Escuelas (Fiscal y Particular), Cuartel de Carabineros, Blocks de casas para Empleados Jefes de Sección, Casas para trabajadores casados y Blocks de piezas para trabajadores solteros. Teatro recién inaugurado con capacidad para 500 espectadores. Disponía también de un Campamento denominado “Perdices”, donde residían los trabajadores de la pampa. (Posteriormente tuvo también el Campamento “Don Guillermo”, para los mismos fines.)Servicios y Recreación para los Trabajadores y sus Familias: Existe servicio médico gratuito. El Biógrafo (cine) funciona 3 veces a la semana con precio módico. Existe Centro Social para reuniones de trabajadores con sus familias, 3 Clubes Deportivos con cancha de fútbol con tribunas para 700 espectadores. También un Centro Boxeril, Club de Tiro al Blanco con su respectivo Polígono de Tiro, Brigada de Boy Scout, Biblioteca funcionando en el edificio de la Escuela y, por último, se permite el comercio libre en las propias casas de los trabajadores, con restricción en la venta de bebidas alcohólicas (vinos y cervezas).Fuente: extractada de “Album Zona Norte de Chile”. Informaciones Salitreras. Juvenal Valenzuela O. Santiago de Chile, Año 1926 y "Album Salitreras de Tarapacá", Luis Boudat y Cía, Iquique, 1889.

Fuente: www.albumdesierto.cl

obreros salitreros






















La memoria olvidada del salitre



La memoria olvidada del Salitre donde el indio y el roto comenzaron sus primeras divisiones, donde el Presidente Balmaceda compro su boleto a la traición de manos de otros chilenos al aumentar los sueldos en un 50%, donde nacieron los movimientos obreros, donde el norte vio nacer la izquierda chilena, donde los obreros del salitre recibían mejores sueldos que en el campo, donde se escuchara al León de Tarapacá hablar de libertades publicas, donde el progreso tecnológico de la humanidad los destinara a desierto y polvo con nuevo mineral sintético.El fin de semana tuve la oportunidad de escuchar a una dirigente minero del Cobre. En su intervencion hablo brevemente sobre la historia del movimiento obrero, de la nacionalización del Cobre y su situacion actual. Aparte de impresionarme algunas de las cifras que entrego, como por ejemplo, que el Estado Chileno solo controla el 33% de la mineria del Cobre. Tambien me llamo la atencion la importancia historica de lo que paso en el norte con el salitre. Siendo nortino, no conocia mayormente lo que significo aquellos años, su memoria oculta para mi. Es por eso ayer comence a leer el libro: "Yo vi nacer y morir los pueblos salitreros"
Aparte de recomendar el libro, les quiero comentar algunas cosas que fueron de mi impresión, como por ejemplo que algunos lideres nortinos en esos tiempos (1930) hablaran de que se tenían que buscar alternativas al salitre para generar riquezas al país, porque de lo contrario el mineral se acabaría o se buscaría una solución alternativa y el país quedaría sin su principal fuente de riqueza. No es acaso lo mismo que tememos muchos que pase con el Cobre, de echo se lo escuche al dirigente del cobre, cuando decía que el yacimiento en el que trabaja él, las reservas quedan solo para 40 anos mas, que al no cobrar Royalty estamos hipotecando el futuro del país. Se lo he escuchado también al Senador Fernando Flores, cuando dice que Chile no podrá seguir siendo el eterno exportador de materias primas.La historia es cíclica, debemos aprender de las crisis del pasado, poner ojo en nuevas oportunidades que Chile no esta viendo, debemos comprender mejor como opera el mundo, y por sobre todo hacernos seriamente la pregunta de ¿Que juego juega Chile en el juego mundial? Una pregunta no apta para juegos y que merece el estudio de un proyecto nación para generar nuevas riquezas y en donde sin duda nadie tendrá las respuestas inmediatas.

La guerra del salitre

Chancadoras de salitre: que provocaron muchas víctimas entre los obreros salitreros, debido al alto nivel de riesgo en sus operaciones, como se advierte en la imagen


Oficina salitrera

La industria salitrera se desarrolló en el desierto de Atacama, al sur de Arica y al norte de Copiapó. La imágenes corresponde a una oficina o factoría donde se industrializaba el salitre, separando el nitrato de la capa calichera, originada por el sedimento marino, formado hace millones de años, cuando aquella tierra estuvo cubierta por el mar.

El descubrimiento de rica veta platífera en Caracoles, en el entonces litoral boliviano, determinó que muchos exploradores, cateadores y aventureros, se desplazaran mas al norte de Copiapó, por el desierto de Atacama, hasta mas allá del Trópico de Capricornio, en busca de riquezas. Cuenta Vicuña Mackenna (1) que, en el estío de 1865, José Santos Ossa y su hijo Alfredo, se internaron hacia el interior de la bahía en la cual hoy está enclavada la ciudad de Antofagasta, llegando a un vasto salar, es decir, una laguna desecada, cubierta de ásperas cristalizaciones de sal común, en estado casi puro y primitivo: simples charcos que el mar al retirarse dejó en ciertas hondonadas del vasto desierto. Fue Alfredo quien desenterró la primera costra de legítimo y subido caliche, en un crestón del salar que luego sería llamado del Carmen.
Los Ossa, socios de una compañía de cateadores – la Compañía Exploradora del Desierto – recibieron de parte del gobierno boliviano de Melgarejo, los derechos de elaboración y exportación de todo el salitre o nitrato de sodio, que se encontrara en el litoral de ese país, que se extendía entre la Cordillera de Los Andes y el Océano Pacífico. En el intertanto, inmediatamente al norte, en la provincia peruana de Tarapacá, algunas compañías, en que los habilitadores chilenos jugaban un papel muy importante, comenzaban a explotar ese mismo producto.
Se formó una compañía explotadora del Salar del Carmen, de capitales chilenos e ingleses, la Melbourne Clark y Cía, en la cual fueron socios los Ossa, Francisco Puelma, Agustín Edwards y la firma inglesa Gibbs y Cía. Fue esta empresa, la base de la posterior Compañía de Salitres y del Ferrocarril de Antofagasta, la que entrará en conflictos con el gobierno boliviano, presidido ahora por el dictador Hilarión Daza, que, el 11 de enero de 1879, dictó la orden de embargo de los bienes de esa empresa, y la detención del gerente y representante de ella, el inglés George Hicks.
Chile, que sentía los efectos de la depresión, que a fines de los años setenta afectó a los mercados europeos, previó que el salitre podía ser la tabla de salvación para sus empresarios. Por entonces, el litoral boliviano, que se extendía al oeste de la Cordillera de Los Andes, era un campo de actividad de varios miles de chilenos, que, en una cantidad no menos significativa, también se desparramaban por la peruana Tarapacá. Bajo la presencia de las actividades mineras de capitales chilenos, había nacido Antofagasta, junto a la bahía de La Chimba, cuya población en 1879, estaba compuesta por 6.554 chilenos, 1.226 bolivianos y 827 habitantes de otras nacionalidades. En Caracoles, en tanto, vivían mas de 10.000 chilenos.
Anteponiendo a la orden de embargo, decretada por Daza, la presencia de dos barcos de guerra chilenos en el puerto de Antofagasta. La continuidad de la decisión boliviana, produjo de inmediato el desembarco de tropas chilenas, al mando del coronel Sotomayor, el 14 de febrero de 1879, y la subsiguiente ocupación de Caracoles y Calama. Estas acciones militares, precipitaron la declaración de guerra entre ambos países y el involucramiento de Perú, que, en 1875, había ya expropiado las salitreras de Tarapacá, afectando inversiones chilenas e inglesas.
Se desencadenó el conflicto armado, entre la alianza peruano-boliviana, cuyas primeras operaciones tuvieron como escenario el mar, para luego trasladarse a la provincia de Tarapacá. Las derrotas militares de la alianza, en ese desértico escenario, provocaron la marginación de Bolivia, y la campaña final de las fuerzas chilenas, que culminó con la caída de Lima, en enero de 1881. Las escaramuzas entre las fuerzas de ocupación chilenas y montoneros peruanos, continuaron en la sierra, hasta la derrota de éstos últimos en Huamachuco, lo que determinó la celebración del tratado de Ancón, en 1883, que puso fin al conflicto, y la pérdida de la provincia de Tarapacá por parte de Perú. Un posterior tratado con Bolivia, determinó igual suerte para los territorios de ese país al occidente de Los Andes.
Segall (2) plantea que, en el fondo, se dio una lucha entre países con sistemas económicos diferentes: los ejércitos chilenos, respondían a una condición propia de un país con formación capitalista, es decir, con muchas características similares a los ejércitos europeos; mientras los ejércitos peruanos y bolivianos era de raigambre típicamente terrateniente, donde las tropas eran reclutadas por la fuerza. Segall sostiene que la llamada Guerra del Pacífico, marca la cúspide del auge del capital mercantil minero de Chile, y la conquista de los territorios de Tarapacá y Antofagasta constituyó la consolidación de las inversiones chilenas.
La conquista de los territorios calicheros, permitió que el nitrato de sodio supeditara en importancia a todas las demás fuentes productivas chilenas, incluso de carácter mineras, las que perdieron su ritmo de crecimiento. Tanto el cobre como la producción agropecuaria, tuvieron una significativa decadencia, y en adelante, la renta fiscal dependió casi exclusivamente del salitre. La incidencia del salitre en el presupuesto fiscal chileno, subió de un 5,2% (1880) a un 33,7% (1885), y luego, a un 52% (1890). En una etapa inicial, la inversión y los capitalistas que predominaron fueron eminentemente chilenos, y muchos de los ingleses involucrados actuaron con créditos de la banca chilena.
Sin embargo, pocos años después, la situación cambiaría. Ello tuvo su raíz, en la expropiación de las salitreras de Tarapacá, efectuadas por el gobierno peruano, en 1875, las que fueron pagadas con bonos o certificados. Al estallar la guerra, los empresarios peruanos y chilenos prefirieron venderlos a cualquier precio. La gran mayoría de esos certificados fueron adquiridos por ingleses, que contrataron créditos en bancos chilenos. Derrotado Perú, el gobierno chileno dispuso la devolución de esas salitreras a quienes poseyeran los certificados peruanos, los que debían ser depositados en las arcas fiscales chilenas.
Entre éstos propietarios de bonos y certificados sobresalió el inglés James Thomas North, un calderero mecánico, llegado a Chile en 1866, que se convirtió en el amo absoluto de Tarapacá, con la colaboración del también inglés Robert Harvey. Con la especulación hecha con los bonos, North viajó a Londres, donde organizó dos sociedades: The Lagunas Nitrate Company y The Lagunas Syndicate Limited, a las cuales transfirió sus inversiones en un capital de 2.122.000 de libras esterlinas. De ese capital solo las 250.000 libras esterlinas que North había solicitado en empréstitos, llegaron a Chile. Las empresas formadas por North en Inglaterra, se adueñaron de la gran mayoría de los yacimientos salitreros de Tarapacá, y la gravitación de su influencia será decisiva en los conflictos que llevarán al país a la guerra civil.



Fuente: www.mav.cl




Encuentro con la historia


El Trabajo Obrero en las Faenas Salitreras

La explotación del salitre se efectúa en las oficinas con instalaciones de maquinarias antiguas unas y más modernas otras, que hacen el trabajo más difícil en aquéllas y más fácil en éstas. En las primeras, los obreros trabajan con grandes sacrificios; en algunas faenas en forma casi cruel; en las chancadoras, por ejemplo, rodeados de un polvo asfixiante y cegados, y en los cachuchos con un calor abrazador y sin seguridad para el trabajo; por eso las enfermedades y los accidentes son mayores en ellas. En las segundas, las maquinarias más modernas y perfeccionadas permiten un trabajo más fácil, más descansado, con menos sacrificio y más seguro porque se han subsanado algunas dificultades y peligros. Se ha dicho con razón que el problema obrero en el norte, en cuanto se relaciona con el desgaste de la vida y los accidentes del trabajo, es problema de mecánica e irá disminuyendo con nuevas instalaciones y nuevos sistemas de elaboración.
Los trabajos que ejecutan los obreros en las salitreras pueden dividirse en tres categorias o faenas: las de cateo y extracción del caliche, las de elaboración del salitre y la de talleres auxiliares.


I. Faenas de Cateo y Extracción del Caliche: Se ocupan operarios llamados barreteros, particulares y carreteros.


a. Barreteros: son los obreros que habren las calicheras por medio de barrenos con tiros de pólvora o dinamita, hasta dejar el descubierto el caliche en grandes trozos o colpas. Sele paga a trato por pie de terreno barrenado.


b. Particulares:Son los que extraen los trozos de caliche, los dividen en pedazos más pequeños y los reunen en los acopios. Se les paga a trato, por carretadas, generalmente según la ley del caliche.


c. Carreteros: Son los que cargan las carretas y las llevan al lugar de elaboración del caliche, hasta los chanchos o chancadoras. Trabajan también a tareas. La mitad, más o menos, de los obreros de una oficina se ocupa en estas faenas.


II. Elaboración de Salitre: Aquí trabajan los acendradores, los llaveros, los desripiadores, los canaleros, los arrolladores, los canchadores y los cargadores.


a. Acendradores o chancadores: son los operarios que trabajan en la trituración del caliche con las máquinas acendradoras o chancadoras, y triturado lo llevan en carros a los cachuchos hasta vaciarlos en éstos en las oficinas donde no hay correas que los lleven desde las chancadoras. Trabajan en grupo de seis a ocho operarios y a trato.


b. Llaveros: son los que atienden los cachuchos donde se disuelve el salitre por medio del agua y del calor. Trabajan al día.


c. Canaleros: son los que atienden la conducción del caldo con salitre a las bateas de enfriamiento. Trabajan también al día.


d. Desripiadores: son los que extraen el residuo del caliche, ripios, barro, de los cachuchos terminado cada cocimiento y despues de escurrido el caldo con salitre, y lo llevan al campo de desmonte. Trabajan a trato y en cuadrillas.


e. Arrolladores: son los que amontonan la mitad del salitre cristalizado en cada batea para facilitar su extracción. Trabajan a trato y en cuadrillas.


f. Canchadores: son los que extraen el salitre cristalizado en las bateas y lo llevan a las canchas. Trabajan a trato y en cuadrillas.


g. Cargadores: son los que ensacan y cosen los sacos de salitre en las canchas y lo transportan hasta los carros del ferrocarril. Trabajan a trato en cuadrillas de ocho a diez. Con frecuencia se ocupan en coser sacos. Un treinta por ciento más o menos de los operarios de una oficina se ocupan en estas faenas.



III. Talleres Auxiliares o Maestranzas: Los operarios que trabajan en talleres auxiliares o maestranzas, como fundidores, herreros, carpinteros, etc. Trabajan al día, durante ocho a diez horas.
El trabajo de los barreteros es sacrificado y peligroso, a causa de la preparación de los barrenos y empleo de explosivos; el de los carreteros expuesto a accidentes frecuentes de volcaduras de las carretas, a causa de los malos caminos; el de los chancadores, por el polvo que les impide respirar y les ciega; el de los llaveros, canaleros y desripiadores por el calor que despiden los cachuchos, que pasa de los cincuenta grados y exige operarios de resistencia y vigor especiales, superiores a los de otras faenas; el de los cargadores, por el peso de los sacos y el salitre que les produce irritaciones en la espalda, etc.
Las condiciones de higiene y seguridad para los obreros en las diversas faenas, son, en general, deficientes: los locales en que trabajan carecen de suficiente luz, ventilación y desagues; el polvo en las chancadoras les molesta hasta obligarlos a trabajar con frecuencia con el rostro cubierto por telas o pañuelos de mano, y el calor y el desprendimiento de gases venenosos en los cachuchos a estar casi desnudos, hasta agotarles las fuerzas. Las máquinas, o no están protegidas, o lo están en forma defectuosa, sin aparatos preventivos de accidentes, por lo cual es frecuente la caída de los obreros a los cachuchos con caldo hirviendo. Se ocupan niños en máquinas y calderos con tareas abrumadoras para sus cortos años.


Fuente: El Problema Obrero en las Salitreras y su posible solución.
Autor: VALDES TAGLE, Elias
Imprenta Cervantes, Stgo. 1922

jueves, 14 de agosto de 2008

Obreros del salitre




La explotación del salitre

Desde 1850, tanto chilenos como ingleses, inviertieron en las
salitreras de Tarapacá
, aportando importantes transformaciones técnicas que aumentaron su rentabilidad.


Mayor informacion http://www.icarito.cl/


Historias del salitre-

La masacre la escuela Santa Maria de Iquique

La matanza en la Escuela Santa María de Iquique fue una masacre en la que se asesinó a millares de obreros del salitre que estaban en huelga, alojados en una escuela. El presidente de la República de ese entonces, Pedro Montt, ordenó la matanza. Los obreros de las oficinas salitreras de Tarapacá paralizaron sus actividades en las faenas exigiendo mejoras en sus condiciones de vida y laborales. Entre sus peticiones estaba la eliminación del pago con fichas, jornales a tipo de cambio fijo, balanzas para los pesos y medidas para las pulperías, escuelas para los obreros, indemnización y desahucio, entre otras. A este movimiento se sumaron otras oficinas salitreras, entrando en huelga también casi todo el comercio e industria del norte del país. Los trabajadores caminaron marchando hasta la ciudad de Iquique, llegando el 16 de diciembre. Seis mil de los huelguistas acamparon en la Escuela Santa María. A medida que avanzaba la huelga, más y más pamperos se unían a ella, llegándose a estimar que para el 21 de diciembre eran entre 10.000 y 14.000. Reunidos en la Plaza Manuel Montt y la Escuela Santa María, exigían al gobierno que interviniera actuando de mediador con los patrones de las firmas salitreras extranjeras (ingleses) y solucionar sus demandas. El 21 de diciembre, el general Roberto Silva Renard, actuó sobre la escuela Santa María con soldados del regimiento O’Higgins y el apoyo de las ametralladoras del crucero Esmeralda. El 20 de diciembre de 1907 los dirigentes efectuaron una reunión con el intendente Carlos Eastman. Mientras la reunión se efectuaba en la oficina salitrera Buenaventura, un grupo de obreros trataron de abandonar el lugar y fueron acribillados en la línea férrea. 6 obreros murieron y los demás terminaron heridos. El 21 de diciembre de 1907 se efectuaron los funerales de los obreros, e inmediatamente después de concluir las ceremonias se les ordenó a todos los trabajadores que abandonaran las dependencias de la Escuela y sus alrededores y se trasladaran a las casuchas del Club Hípico. Los obreros se negaron, temiendo ser cañoneados por los barcos que apuntaban el camino. Pasaron varios días de negociaciones sin ningún resultado. Las autoridades declararon el Estado de Sitio y las libertades constitucionales fueron suspendidas. Al general Roberto Silva Renard junto al coronel Ledesma se les encomendó desalojar a los trabajadores en huelga. El jefe militar ordenó a los soldados disparar. Producto de esta acción murió un número indeterminado de obreros: Entre 195 y 3.600. Los sobrevivientes fueron llevados a sablazos hasta el local del Club Hípico, y desde allí a la pampa, donde se les impuso un régimen de terror. Quien dio la orden de disparar fue el ministro del Interior Rafael Sotomayor Baeza. De las víctimas fatales, muchos eran obreros peruanos y bolivianos.

Fuente: www.nuevaaurora.wordpress.com